Daniel Delgado Lorenzo
DESVENTAJAS DE LA UNIÓN ECONÓMICA Y MONETARIA
No obstante todo lo dicho en el capítulo anterior, existen para España dos desventajas fundamentales derivadas de este proceso: la pérdida de soberanía en materia de política monetaria, y la falta de una Hacienda compensadora a nivel del conjunto de la Unión europea.
El establecimiento de un tipo de cambio fijo impedirá la realización de devaluaciones competitivas frente al exterior para contrarrestar el efecto de una mayor inflación (como ha sido el caos de España hasta mediados de los 80), o para compensar las consecuencias de crisis regionales o sectoriales específicas en determinadas economías. Aún teniendo en cuenta la importancia que el uso de esta herramienta ha tenido en nuestra economía, su utilización también provoca graves inconvenientes (la devaluación implica el reconocimiento del fracaso de las políticas estructurales, y un alza en los tipos de interés que desincentiva el crecimiento económico). Sin embargo la ortodoxia económica que se exigirá a los participantes en la UME, en materia de déficit público, deuda e inflación, obligará al desarrollo de nuestra capacidad competitiva teniendo a su disposición las autoridades nacionales tan sólo la flexibilización del mercado laboral y los mecanismos de formación de precios.
La otra desventaja mencionada es la pérdida de soberanía de las Haciendas nacionales, al vincular sus objetivos al de convergencia. Esto se combina con la falta de una Hacienda compensadora en el conjunto de la UE, que pueda destinar recursos suficientes para reducir los desequilibrios regionales y sectoriales producidos por perturbaciones externas, o que propicie una redistribución de las rentas a través de transferencias o subvenciones. En cualquier caso, los mecanismos de política estructural de que dispone la UE tienen un alcance muy inferior al volumen de recursos para el mismo fin de las diferentes Haciendas. Cabe añadir que han sido precisamente los altos niveles de gasto público en el pasado los que obligan a realizar hoy este esfuerzo, independientemente de si se participa en la UME.
Dentro de las desventajas de este proceso también podríamos aludir a los costes que puede producir el período transitorio entre el inicio de la tercera fase y la pérdida de valor liberatorio de las monedas nacionales. Estos costes de adapatación se pueden resumir en la complicación de la actividad empresarial por la necesidad de convertir paulatinamente a la nueva moneda los procedimientos contables, las operaciones de facturación, giro, tesorería, y rotulación de precios.